miércoles, 23 de marzo de 2011

Madres e hijas

La relación entre mi madre y yo siempre fue difícil... No sabría explicar las razones exactas (ojala las supiese), pero nunca hemos llegado a conectar.

La separación hizo que esto se hiciese más evidente. Y desde entonces y porque yo ya tenia una edad en la que era más consciente de todo, nuestra historia se convirtió en una serie de encuentros y desencuentros difíciles y dolorosos para ambas.

Me da mucha pena no entenderla. Muchas veces intento ponerme en su lugar y me doy cuenta de que para ella también tiene que ser muy duro que su única hija se encuentre tan separada de ella en todos los aspectos de la vida.

Ahora estamos en una etapa de “encuentro”, pero es relativo porque (por lo menos por mi parte) no es una entrega completa. Me ha hecho daño tantas veces, que me encuentro en alerta constante a que esto vuelva a suceder. ¿Abandonaré en algún momento, mi armadura? No lo sé...

Que nuestra pequeña Sylvia sea una niña, es un reto para mi. No quiero que con mi hija suceda lo que pasó con mi madre. Espero que nos entendamos, nos queramos y apoyemos. En mi, desde luego, encontrará un apoyo incondicional y un amor infinito. Estar al otro lado resulta estimulante, lo quiero hacer bien, MUY bien. Ojala lo consiga...

No hay comentarios:

Publicar un comentario